Razas y Culturas
Los Hombres de Jade
Los hombres de Jade son de complexión media y suelen ser bastante pequeños, aunque no tanto como los Valkios. Tienen la piel amarilla pálida o verde jade, el pelo negro y los ojos almendrados.
Su hogar ancestral es Lhoban, un territorio sombrío de altas montañas -los picos más altos del mundo conocido-, tan frío que sólo unos pocos animales, como los yaks, pueden vivir allí.
Por esta razón, los jademen suelen vestirse con prendas de lana. El tejido es muy importante en su cultura, y el paño de lana de Lhoban es uno de los más finos y decorados del mundo. Tienen muy poco vello facial ( A menudo se afeitan la cabeza), y lucir barba se considera siempre un signo de madurez y sabiduría.
Lhoban es una forma particular de teocracia gobernada por monjes. Su líder, el Iluminado, es una especie de figura semidivina que proporciona orientación espiritual a todo el reino desde su aislado monasterio en la Ciudad de las Nubes. Los monjes menores recorren la tierra y se aseguran de que se cumpla su voluntad.
Los hombres de Jade no son religiosos de forma tradicional, pero su filosofía se basa en el concepto de la reencarnación perpetua y la mejora progresiva hacia la Iluminación final. Esto no significa que no crean en lo sobrenatural, sino todo lo contrario. Los monjes lhobanos son conscientes de las amenazas sobrenaturales que se ciernen sobre el mundo de los hombres -demonios, dioses alienígenas, etc.- y uno de los principios de su filosofía es la lucha contra estas abominaciones. En particular, han estado librando una larga guerra en las Tierras de los Ídolos.
Debido a la dureza del entorno de Lhoban, muchos de ellos se marcharon y establecieron grandes comunidades en los Dominios del Mar del Terror, principalmente en Ekum, Kyros y en Gis, la Ciudad de los Alquimistas.
Los hombres de Jade son muy educados y respetuosos, incluso ceremoniosos, pero esto no debe confundirse con la cobardía. Pueden ser guerreros mortales, y muchos de ellos están entrenados en técnicas de lucha mortales desconocidas en el resto del Imperio.
Sus nombres tienen un sabor tibetano, como Akar, Amrita, Dhargey, Gu Lang, Jimpa, Lasya, Sangmu.